Las necesidades de un estudio de grabación y las de una sala de escucha HiFi para un audiófilo son fundamentalmente distintas y todo aquel que diga lo contrario debe ser quemado en una hoguera. Esta es una afirmación casi unánime en el mundo del audio en casa, pero que afortunadamente dista mucho de entornos verdaderamente profesionales.

Cuales son las razones que hacen pensar a alguien que un estudio de grabación y una sala de escucha HiFi no requieren una respuesta acústica idealmente próxima a la plana, es un dilema universal que ni los campos del conocimiento como la física, la psicología, la sociología y la metafísica han resuelto aún. Quizás la respuesta que pueda dar la psiquiatría se pueda acercar mucho a dar luz sobre el dilema. Tengamos en cuenta cuatro escenarios, una sala de mezcla, una cabina de grabación de instrumentos acústicos, una cabina de grabación de voces y un sala HiFi. De las cuatro, únicamente la cabina de grabación de voces deberá ser muy absorbente y las otras tres, tendrán muchos más puntos en común que diferencias, especialmente una sala de escucha y una sala de mezclas, deberían apuntar a objetivos idénticos. En cualquier caso, la medición acústica es la misma y nos proporciona exactamente el mismo tipo de información, por lo que si la audiofilia se proclama como el santo grial de la audición musical, deberían ser los más interesados en medir sus salas y hacer los tratamientos acústicos pertinentes y coherentes con su filosofía, que les permita escuchar la música sin las alteraciones de una sala sin tratar. Hablar de sala de escucha HiFi sin haberle hecho una medición acústica, es tan ridículo como hablar de geografía sin haber visto un mapa jamás, y colocar equipos de alta gama en un living sin tratamiento, es tan estéril como tirar semillas en un desierto. Quien más se auto proclame como el mesías de la audición purista y audiófila, deberá ser quien más esfuerzos haga por medir su sala de escucha, entender cómo funciona acústicamente e invierta en resolver sus problemas.